Hace un año, mi amigo y compañero de la facultad Pedro Turro y yo apostamos por un camino que sabíamos no sería fácil pero que estaría lleno de aprendizajes, aventuras y momentos memorables. Ese camino llamado emprender.
En este año hemos aprendido lo que significa esa palabra, trabajar para uno mismo y de saber lo que implica ser recompensado por el sacrificio y el esfuerzo. Ya había oído antes eso de que montar un negocio era como montar en una montaña rusa, pero no sabía que pudese ser tan sumamente metafórico el proceso.
Esa montaña rusa llamada emprender
Llegas a un parque de atracciones, en el que hay multitud de opciones donde montarse y tomar tu aventura. Todas parecen divertidas, llenas de emoción.
- Al igual que los negocios, no sabes lo que sentirás antes de probarlo, de elegir tu mejor opción, pero intuyes que será un cúmulo de emociones en muy poco tiempo. Momentos de miedo, carcajadas, llantos, etc.
Toca esperar en la fila, en la que ves a la gente a tu alrededor con las mismas ganas, misma ansiedad por probar, por disfrutar de la experiencia. Llega tu turno, es hora de subir.
- Antes de montar tu negocio, verás que hay competencia, que no eres el único con una idea para un nicho concreto y que resuelve unas necesidades concretas y exclusivas (y si es así, me alegro, seguro que será un éxito). Verás que los de tu alrededor sienten lo mismo, por un lado ansiedad por empezar, por ver como funcional “la cosa” y por otro lado con ese miedo y respeto que significa un cambio tan radical en tu vida.
Ya estamos montados, y empieza a subir tu vagoneta rumbo al cielo. Dicen que es el peor momento de la atracción, subes y subes, miras hacia los lados y ves todo muy pequeño ahí abajo y además, sabes que cuanto más subas, más notaras la caída.
- Al comienzo de emprender es algo parecido, empiezas a poco a poco a crecer, a tener clientes, facturar, hacer networking, relacionarte, etc. Pero sabes que pronto habrá algún momento de caída, en que algo falle y tengas que sacar pecho, valentía y superar el primer obstáculo.
Por último, en la montaña rusa una vez has subido a lo más alto, toca caer, volver a subir, tomar curvas de izquierda, de derecha, lupings, etc. Y sin darte cuenta, has pasado por todo ello en un segundo.
- Con tu startup es igual, subes y bajas cada día, cada hora, con mil y una cosas que te pasan; física y emocionalmente te sientes vapuleado por los acontecimientos y solo tratas de abrir bien los ojos y disfrutar del momento, un momento fugaz que debes aprovechar al máximo.
Gracias Pedro por ser mi compañero en este viaje, y atreverte a subir en la misma atracción y el mismo vagón 😉
Enrique Estrela
Estrategia y diseño en comunicación y marketing