“Minimalismo: las cosas importantes”, es un documental que va mucho más allá de la hora y 18 minutos que indica Netflix como duración.
Minimalismo es uno de esos documentales que te invitan a tomarte una taza de café mientras miras al infinito y te replanteas qué estás haciendo con tu vida. Uno de esos que te incitan a hacer limpieza, de forma literal y metafórica, dejar la posible melancolía hacia el pasado y empezar a seleccionar aquello que nunca vas a volver a siquiera mirar -y lo sabes-, o aquello que ya no te pondrás -cosa que también sabes-.
Minimalismo: simplificar para ser más feliz
No se trata de tirar, el objetivo es revisar, buscar una segunda vida a los objetos en el caso de ser posible, y entonces, reutilizarlos, vivir con menos y deshacerse de aquellos que son innecesarios (lo que no implica tirarlos a la basura sino donarlos o buscar a alguien que les pueda dar uso). Básicamente, es un estilo de vida que casa muy bien con las 4 R: Reduce, Reuse, Recyle and Rot. Esto significa reducir la cantidad de residuos que generamos, reutilizar en la medida de lo posible, reciclar cuando se ve que ya no hay nada más que se pueda hacer, y… fabricar compost. ¡Piensa en toda la basura orgánica que podría servir de abono para las plantas!
El documental se siente muy breve, y avanza rápidamente dando algunos saltos entre las distintas personas en las que se centra, y que nos sirven como ejemplo de minimalismo. Nos muestran sus intimidades, nos abren la puerta a algunos hogares que mucha gente calificaría de minúsculos, y en los que no han acabado por imposibilidad de residir en otros. Han tomado una decisión razonada, evitando escuchar a sus miedos y comprobando que no son necesarios muchos metros cuadrados si te rodeas de lo que realmente precisas.
Los indiscutibles protagonistas del documental son Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, quienes iniciaron el movimiento minimalista y crearon una web y libros sobre el tema. Seguimos sus pasos por Estados Unidos, comprobando algunas de las reacciones a la promoción de su último libro.
Quizás, si nos caracterizamos por rigurosidad y afán científico, echemos en falta algunos datos. No es el objetivo que persigue el documental, que se alza como un testimonio de que es posible vivir de otra manera, y vivir mejor. Es un estimulante para que, si necesitamos datos para continuar, tengamos la suficiente curiosidad como para buscarlos por nuestra cuenta.
No renunciar, sino elegir
El documental nos sugiere una idea interesante, el minimalismo es un estilo de vida aliado con nuestra potencial felicidad, y adaptable a nuestros casos particulares. No es un molde en el que debamos encajar, sus límites son flexibles, y podemos adscribirnos en el grado en el que estemos dispuestas o dispuestos. No queremos hacer SPOILER de nada, para que el interés siga intacto, así que simplemente diremos que no tienes que desprenderte de esa colección de sellos/cromos/llaveros… que tanto atesoras. ¡No está reñida con el minimalismo si sientes que contribuye a tu bienestar!
Como conclusión, se trata de un documental en un tono más emocional que los que podemos estar acostumbrados/as a ver. Estamos rodeados de un mundo en el que se nos propone día a día mil maneras de consumir productos de todo tipo. Está bien recordar que eso no nos ayudará a sentir que tenemos una identidad plena. Menos es más, la calidad debe primar sobre la cantidad y el planeta y el entorno en el que vivimos y que queremos cuidar depende, en gran medida, de los recursos que explotamos y de nuestro consumo.
Cuidar el medio, y cuidarnos, tiene el requisito de conocernos mejor para saber qué es lo que realmente necesitamos. Vivir en consonancia con esto contribuirá a que nos sintamos más felices y ayudará a la conservación de la naturaleza y del planeta.
¿Cantidad…
… o calidad? 😉
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