Ya son varias las ediciones de los Juegos Olímpicos en las que se ha introducido la dimensión ambiental en su desarrollo, tomando más importancia en las últimas ediciones donde la concienciación de la sociedad en hábitos sostenibles, el uso de diseños ecológicos en la construcción, la elección de medidas de eficiencia energética o las compras con criterios ambientales han enverdecido los Juegos.
La sostenibilidad en los Juegos Olímpicos
En el año 1994 tuvieron lugar los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer (Noruega) y en ellos se comenzó a entender que la parte ambiental era otra de las patas necesarias en el desarrollo de los Juegos. Allí, se establecieron unos estándares para futuros acontecimientos deportivos que incluían medidas ambientales.
Posteriormente, en los juegos de Sydney (2004) se crearon una serie de directrices medioambientales para que las instalaciones de las sedes olímpicas se construyeran con criterios de sostenibilidad.
La edición de los Juegos de Beijing (2008) fue planificada en un gigantesco parque verde pensado para que después fuera disfrutado por los habitantes de esta ciudad. Beijing intentó ser un evento verde pero los altos niveles de contaminación atmosférica y la mala movilidad provocaron críticas constantes.
Los Juegos de Vancouver 2010 tuvieron la certificación LEED y fueron considerados los más verdes de la historia al usar gas recapturado en sus instalaciones o construir una autopista con un sistema de producción y abastecimiento de hidrógeno para vehículos propulsados por pilas de combustible.
Londres 2012 se caracterizó porque contó desde su inicio con un plan de sostenibilidad que tenía en cuenta medidas antes de que se comenzara a construir, se trazaron planes de movilidad sostenible, compras con criterios ambientales, consumo de productos de proximidad y se utilizaron criterios ambientales en la construcción de edificios e infraestructuras con materiales reutilizables y reciclables de fácil desmontaje e instalaciones eficientes energéticamente, calculando además la huella de carbono de este evento.
El estudio sobre huella de carbono reveló que las emisiones totales fueron 3,6 millones de toneladas de CO2 equivalente, correspondiendo el 67% del impacto a la construcción de edificios e infraestructuras, un 20% lo generaban los espectadores y el 13% restante era propio de la realización de los Juegos.
Papel importante del medio ambiente en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016
El 5 de agosto arrancaban los juegos olímpicos de Río de Janeiro y lo hacían con la mirada puesta en el medio ambiente, en la riqueza natural con que cuenta Brasil y en la preservación de sus zonas vírgenes.
Y la ceremonia de inauguración no defraudó, reivindicó a los pueblos indígenas y el enorme vergel verde con que cuenta Brasil: el hombre y la naturaleza unidos. Pudimos ver a los atletas plantar semillas que servirán para repoblar zonas deforestadas de Brasil transmitiendo un mensaje sobre la importancia de la lucha contra el cambio climático a los miles de millones de espectadores que la seguían.
En los Juegos Olímpicos de Río, se ha realizado un proyecto para minimizar la huella de carbono con la reducción y mitigación de emisiones equivalentes a 2 millones de toneladas de CO2 mediante el uso de materiales de construcción con diseño inteligente y el uso de fuentes de energía renovable en sustitución de los combustibles fósiles. Además, el gobierno brasileño se ha comprometido a compensar 1,6 millones de toneladas con la plantación de árboles en programas de reforestación del Bosque Atlántico.
No todo es de color verde en estos Juegos y en Brasil
Brasil es uno de los países del mundo más amenazados ambientalmente, las continuas talas acosan el Amazonas, la extracción de recursos sigue su curso, la contaminación de los ríos es más que patente por los vertidos de industrias ilegales y por falta de mayores regulaciones, ademas los líderes que defienden el medio ambiente se ven amenazados de muerte y sufren el acoso de mafias o de las autoridades corruptas (como bien indica la revista Ballena Blanca en su número 7).
Otro grave problema en Río de Janeiro ha sido la contaminación de las aguas, un grupo de expertos ya avisaba antes de que se celebraran que la calidad de las aguas era preocupante, había un alto nivel de microorganismos, residuos plásticos flotando, y riesgo de contraer infecciones que causaran vómitos y diarreas.
En el transcurso de las pruebas, no se consiguieron limpiar las zonas donde se desarrollaron las regatas o el remo, contando con al menos un caso conocido en el que una atleta debió retirarse debido probablemente a las aguas. A esto, hay que sumar la alarma social que produjo el virus zika que se relaciona con las zonas donde el saneamiento es deficiente y hay aguas estancadas.
(Ver artículo sobre virus zika y la comunicación)
Como se ha comprobado, la celebración de unos Juegos Olímpicos tiene una responsabilidad con el medio ambiente, debe servir para concienciar, preservar y mejorar nuestro entorno, introducir criterios ambientales en los productos y servicios que se demandan, dar a conocer los problemas y las soluciones del cambio climático y no para producir un desarrollo de infraestructuras a golpe de ladrillo y cemento.
Para finalizar, los Juegos Olímpicos sirvieron para situar en el mapa a Kiribati, un archipiélago del Pacífico que podría desaparecer en los próximos años debido al cambio climático. Gracias al baile de su halterofilista David Kotoatau que quiere dar a conocer la amenaza del aumento del nivel del mar para este paraíso superpoblado (a niveles de Tokio o Hong Kong en su isla más poblada).