¿Eres de esas personas que necesita mirar constantemente WhatsApp por si acaso te hubiera entrado un nuevo mensaje que todavía no has visto? O por el contrario ¿te abruman tanto las redes sociales que no ves el momento de eliminarlas de tu móvil? ¿Alguna vez has pensado en salir sin teléfono de casa pero te da demasiado miedo que pueda pasar algo y estar incomunicado/a? Puede que sufras alguna tecnopatía y no lo sepas.
Hace unos meses ya hablamos sobre este tema, y es que es fundamental que las personas que nos dedicamos al mundo digital hagamos una comunicación de calidad para prevenir tecnopatías. Aunque a veces eso no es suficiente.
En Verdes Digitales nos preocupa cada vez más el uso que se hace de los medios digitales de los que disponemos día a día y cómo estos afectan a nuestra salud mental. Ya hemos mencionado lo que son el FOMO, Vamping o la cibercondría, pero el mal uso de las tecnologías cada vez trae consigo mayores consecuencias negativas, y no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo siguen afectando a más y más personas.
De que hablamos...
Antes de empezar
Este no pretende ser un artículo alarmista. Es más, si crees que eres una persona que se sugestiona fácilmente y puede, incluso, rozar la hipocondría. Este es el momento de cerrar esta pestaña de tu navegador.
No queremos alarmar ni generar problemas que no existen. Pero nos vemos en la obligación moral de divulgar y concienciar, en la medida de lo posible sobre este tema que nos toca tan de cerca.
Nosotros y nosotras, como agencia que trabaja 100% online y comparte contenido constantemente en la red, creemos que tenemos que hablar sobre algo tan importante como es las consecuencias para la salud (física y mental) que tiene el mundo digital en el que vivimos. Dicho esto, hablemos de tecnopatías.
¿Qué tecnopatías existen?
Aquí podemos hacer un popurrí de todos aquellos aspectos negativos que nacen a raíz de la tecnología. Aspectos entre los que podemos encontrar las fake news, el cyberbulling, los trolls… Pero mejor, centrémonos en aquello que, de manera individual nos afecta y depende del la manera en la que nos relacionamos con el mundo digital.
Apnea del Whatsapp
Como decíamos al principio del post, son muchas las personas que necesitan mirar constantemente esta aplicación. ¿Y si he recibido un nuevo mensaje y no me he enterado? ¿Y si alguien está preguntando por mi y no contesto? ¿Qué pasa si no me entero de un nuevo plan que está surgiendo por ese grupo de gente con la que hace tres años que no me veo?
¿Cómo hemos normalizado tanto vivir en esa constante revisión del teléfono? ¿Cuándo lo hemos hecho? ¿En qué momento nos hemos convertido en adictos y adictas de la mensajería instantánea? Te proponemos un reto:
¿Serías capaz de estar durante 24 horas sin entrar en WhatsApp? Desactiva las notificaciones, avisa (si crees que es necesario) a los contactos con los que más hables habitualmente, procura no interactuar con nadie durante ese periodo de tiempo y a ver si al día siguiente, cuando entres, de verdad sientes que te has perdido algo demasiado urgente (no lo creemos).
Sabemos que es complicado, pero por eso es un reto. ¿Un consejo? Si lo vas a hacer, procura que sea un fin de semana y planifica el día para tener suficientes actividades que mantengan tu mente distraída y reduzcan esa necesidad de consultar la aplicación.
Ah, y tampoco vale cambiar los chats en whatsapp por telegram, instagram ni cualquier otra aplicación de mensajería. No hagas trampas.
Burn out
En la otra cara de la moneda, nos encontramos con esa asfixia que a veces nos producen las redes sociales, el móvil, la tablet y, en general todos los dispositivos.
¿Nunca has sentido presión por tener que estar en todas partes todo el tiempo? ¿Cómo que no tienes Whatsapp? ¿Y cómo te comunicas con la gente? Oye ¿Sabes que llevas cinco meses sin subir nada a tu perfil de Instagram? Nadie se va a acordar de ti cuando vuelvas.
A veces, sin embargo, sentimos la necesidad de desaparecer. ¿Nunca has tenido un impulso de borrarte todas tus redes sociales? ¿De apartar el teléfono durante días y cortar todo el contacto con el mundo digital? Pues de eso hablamos. De estar absolutamente quemados y quemadas de las tecnologías.
Además, a esto le sumamos un plus. Y es que, en este aspecto, si que resulta realmente importante la calidad del contenido que consumimos. Y, por supuesto, la calidad del contenido que compartimos. ¿Nuestro consejo? No sigas cuentas cuyas publicaciones no te aporten, no entres en conversaciones que no te aporten, valora qué es lo que te hace estar en redes sociales ¿Entretenimiento? ¿Trabajo? Y enfócate en ello. Y, por supuesto, si necesitas un retiro, concédete el placer de alejarte.
Nomofobia
Y en la misma línea de la Apnea del Whatsapp, y completamente opuesto a ese Burn Out, la Nomofobia es la tecnopatía que nos habla de ese miedo a la desconexión. La incapacidad de salir a la calle sin móvil, de hacer una escapada en un lugar en el que no haya cobertura…
¿Lo has sentido alguna vez? En estos casos siempre nos ponemos en la peor de las situaciones. ¿Y si me pasa algo y no puedo avisar a nadie? ¿Y si alguien me necesita y no consigue localizarme?
Al igual que cuando hemos hablado de esa adicción a WhatsApp, en este caso nuestra recomendación es la siguiente: Puedes coger como costumbre salir de casa una vez al día sin móvil. No tienen que ser salidas extensas, ir a hacer la compra, al gimnasio, a dar un paseo… Acostúmbrate a no necesitarlo, a saber que cuando vuelvas todo va a seguir igual. Y poco a poco, sin que te des cuenta, puede que vaya cambiando tu relación con el teléfono.
Síndrome de Google
Últimamente, si os relacionáis con estudiantes, veréis que hay un discurso que se extiende cada vez más: ¿Para qué voy a aprenderme esto si lo puedo encontrar en Internet si en algún momento lo necesito? Señoras y señores, estamos hablando del síndrome de Google.
Es esa manera en la que delegamos todo nuestro conocimiento en buscadores de Internet. Pero ¿Qué pasa si en algún momento perdemos conexión? No es cuestión de saber cosas sin importancia que, efectivamente podemos encontrar en Internet, vamos más allá. Hablamos de la necesidad de culturizarse, de aprender, de desarrollar nuestro cerebro.
Delegar en google todo nuestro saber nos hace más incompetentes, no seremos capaces de resolver problemáticas frecuentes ni de mantener conversaciones coherentes sin un dispositivo en la mano. Y ante un apagón, olvídate.
¿Qué hacer ante las tecnopatías?
En Verdes Digitales no somos expertos ni expertas en esto, de hecho, nuestra labor principal es comunicar, generar estrategias, crear y compartir contenido… Pero no prevenir tecnopatías.
Lo que si sabemos, es que no queremos ser partícipes de un sistema que nos va dejando cada vez más taras y dificultades a la hora de relacionarnos (tanto interna como externamente). Queremos aportar nuestro granito de arena a algo tan fundamental como nos parece al prevención.
No somos una agencia de comunicación digital que nada a contracorriente, lanza piedras contra su propio tejado y está en contra de la comunicación digital. Pero si somos una agencia muy consciente del poder que tiene esta comunicación y lo importante que es realizarla de manera responsable.
De forma individual, como usuarios que viven a diario compartiendo y consumiendo contenido de Internet, podemos tomar conciencia y pensar dos veces qué publicamos antes de dar click. Como agencia, por nuestra parte, intentamos que todas las redes sociales que manejamos, tanto las nuestras (Instagram, Twitter, Facebook y LinkdedIn) como la de nuestros clientes y proyectos, hagan una comunicación responsable y respetuosa con la audiencia.
Es más, como ya te adelantábamos en nuestro post “Las redes sociales apestan, no me aportan y me distraen ¿Qué puedo hacer?“, estamos trabajando en un cambio de paradigma de la comunicación. Buscamos potenciar mucho más la calidad de lo que ya veníamos haciendo, con el fin de reducir la cantidad abrumadora de información que lanzamos a diario a la red.
Esto que hacemos de manera colectiva dentro de una agencia de marketing y comunicación verde, también puedes hacerlo tú de manera individual dentro de tus perfiles de redes sociales. Y te animamos encarecidamente a que lo hagas y compruebes con tu propio cuerpo cómo sienta por un momento desprenderse de la presión de las redes sociales y todas las tecnopatías que acarrean.
2 respuestas
Excelente post. Todo los puntos que tocan, todas las personas, me incluyo, lo hemos padecido de alguna manera. A veces trato de recordar la vida sin smartphone, donde las relaciones eran más simplificadas y nos damos nuestro tiempo de relacionarnos con los demás de una manera más tranquila y sin presiones.
¡Gracias Tomas! Como bien dices, a todos y todas nos ha pasado. Quizá no es que la vida sin móviles sea mejor, simplemente es distinta, pero tenemos en nuestras manos una herramienta muy potente que debemos aprender a manejar para que no nos maneje ella