Consumidores más conectados, más concienciados, más influyentes
Imaginemos un proceso de compra en los 80s, donde internet no existía en cada casa. En ese momento, el consumidor o consumidora hacía un recorrido de cuatro pasos muy claro: descubría una marca (atención), le gustaba o le desagradaba (actitud), decidía si comprarla o no (acción), y, en caso afirmativo, decía si comprarla de nuevo o no (acción adicional). En la actualidad, en un mundo globalizado, hiperconectado y saturado de