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Zero waste: consejos prácticos para evitar el postureo

El movimiento zero waste se enmarca dentro de la economía circular. Es decir, el objetivo que trabaja es reducir los residuos que generamos al mínimo. Todo un reto, porque se carga la base de la vida actual: consumir como si, literalmente, no hubiera mañana.

Las 5 «erres» del zero waste

Para empezar a transformar nuestra vida y pasarnos al lado luminoso del zero waste, se aconseja  aplicar las 5 erres. Por este orden son: Refuse, Reduce, Reuse, Recycle, Rot. O sea, rechazar, reducir, reusar (y reparar), reciclar y compostar. Está claro que a estas alturas las clásicas 3 erres se quedan más que cortas.

¿Cuál creéis que es la más importante de esas 5? En Verdes Digitales votamos por rechazar. Y no solo por ser la primera: decir NO a cosas que no necesitamos nos ahorrará mucho trabajo en nuestro camino de reducción de residuos. Un cambio de chip en toda regla que es imprescindible para convertirse en zero waster.

Zero waste vs. consumismo: fight!

Este movimiento es, por su propia definición, anticonsumista. La clave es reducir todo lo posible nuestras necesidades, comprar lo mínimo. Si compramos, que sean objetos que vayan a durar años, a los que daremos un uso enorme y un gran valor.

Las bolsas de tela de publicidad también sirven

Dejamos claro antes que rechazar es la piedra filosofal, ¿no? Entonces, vamos a lo práctico. No tiene sentido que, para arrancar tu periplo zero waster tengas que gastarte un montón de dinero en cosas cuquis. Sí, la compra la puedes carretar igual con la bolsa de tela que te regalaron en tu última compra en zapaterías Paco. Si por tu trabajo vas a eventos, seguro que tienes varias. Son muy usadas para cargarnos con todo ese merchandising inútil de congresos y encuentros. ¿Que no son tan bonitas como las bolsas con frase pseudorebelde escrita con fuente caligráfica? Pues vaya drama. Hablamos de rechazar, ¿no? Y eso implica claramente NO gastar.

movimiento zero waste

¿Pajitas para qué?

Vamos con las pajitas, cañitas o como queramos llamarlas. Sí, son imprescindibles para personas de movilidad reducida. Pero, para el resto, no. ¿De verdad no puedes tomarte tu mojito a tragos o traguitos? Eliminemos el uso de objetos inútiles. No tiene sentido transformarlos en otros igual de inútiles pero «sostenibles», como son las de metal o bambú. Salvo esas contadas excepciones, las pajitas no son necesarias. Ninguna. Y los cepillos limpia-pajitas tampoco.

Las pajitas son uno de los plásticos que más se acumulan en el mar y por desgracia acaban en animales como peces o tortugas. A nivel mundial suponen el 4% de la basura plástica y tardan en descomponerse hasta mil años (Puedes leer el artículo de El País sobre la guerra de las Pajitas). Además, por poca huella de carbono que tengan estos productos, la tienen por el mero hecho de ser producidos. ¡Coherencia, por favor!

Botes de cristal: si los reutilizas sigues molando

Seguimos con el tema tarros de cristal. Está claro que son la mejor opción frente a los tápers de plástico. Si lo tuyo es la torpeza natural, los metálicos pueden ser la alternativa perfecta por aquello de que no se rompen. Pero claro, hay que comprarlos. Y seguimos con el mantra de rechazar y consumir lo mínimo posible, ¿no? Pues, aún a riesgo de tener que reponerlos porque ya sabemos que se caen solos y tú nunca has sido, votamos por el vidrio. Pero a ver, vamos a centrarnos. ¿Es necesario de verdad comprar botecitos de todos los tamaños, con cierre precioso y estética de cocina de la abuela? Igual podemos reutilizar los botes que ya tenemos, en lugar de echarlos al contenedor de vidrio. Vamos, que puedes guardar el arroz que compras a granel en un bote de garbanzos limpito y seco y se conservará igual que en uno cuqui.

Acercarnos al gasto cero es posible con imaginación y ganas

En resumen: si de verdad quieres pasarte al zero waste, menos postureo. Busca alternativas sin salir de casa y, sobre todo, recuerda que el gasto y el residuo cero es imposible. Pero podemos acercarnos a él dándole una vuelta a objetos aparentemente inútiles y pensando con creatividad. ¿Os animáis a pasaros al cero?

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